sábado, 21 de julio de 2018

Viatge a Itaca



Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones, ni a los cíclopes
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado,
si una exquisita emoción
penetra en tu alma y en tu cuerpo.

Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.

Debes de rogar que el viaje sea largo,
que sean anchos los días de verano
que te vean arribar con gozo, alegremente
a puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano y ámbar
y perfumes placenteros de mil clases.

Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea del Ítaca
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisa tu camino
mejor será que dure muchos años
y que llegues ya viejo a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No haz de esperar que Ítaca te enriquezca
Ítaca te ha concedido ya un largo viaje.
Sin ella, jamás habrías partido,
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado
y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.